Ana Izquierdo Vásquez: “El olvido es  la verdadera muerte”
Ana Izquierdo Vásquez: “El olvido es la verdadera muerte”

A pesar de que no existe una palabra que soporte tanto dolor como el que siente una madre ante el fallecimiento de un hijo, Ana Izquierdo Vásquez se refugia en el lenguaje para aprender a sobrellevar su duelo y escribe El hijo que perdí (Animal de Invierno, 2018), un testimonio valiente, honesto y necesario con el que logra ganarle una batalla a la muerte.

“Un duelo no resuelto es una bomba de tiempo”, dice en El hijo que perdí. ¿Cuánto le ayudó escribir para procesar la pérdida de su hijo? 

El proceso del duelo no se basa en pautas o tips, sino que cada persona tiene que hacer su duelo a su manera y no lo que las demás personas digan que debe hacer. Es un proceso que se lleva diariamente, minuto a minuto, y hay que experimentar todas las emociones posibles. Y llorar todo lo que uno quiera llorar. En el tiempo, esto se va aliviando. No desaparece nunca, solo se va aliviando y ayuda a aprender cómo sobrellevar un duelo.

¿Siempre tuvo claro que debía “atravesar el infierno” y “enfrentar la verdad con los ojos muy abiertos” cuando reflexionaba sobre la muerte de su hijo? 

Desde el principio tuve clarísimo que debía enfrentar todo para sobrevivir. Todos los sentimientos negativos, la ira, las aflicciones. La pérdida que tuve de mi hijo fue tremenda. He tenido otras pérdidas en mi vida: mi papá, mi mamá, mis dos hermanos. Todas las muertes fueron trágicas, devastadoras. Pero pude enfrentar y sobreponerme a la pena en un tiempo bastante prudencial. Hasta ese momento creía conocer todo lo que era dolor. Pero me engañaba. Al fallecer mi hijo, comprendí lo que realmente es el dolor: enfrentarse a un monstruo atroz. Y todo eso lo quería sacar desde un principio. Quería experimentarlo todo. Porque hay que experimentar todo para poder llegar a la luz.

Tal vez por esas razones la mayoría prefiere evitar pensar en la pérdida. ¿Pero al final el olvido no es peor que la muerte?

Exactamente. Yo pienso que el olvido es la verdadera muerte. Porque muchas personas tratan de evitarlo, como cuando dicen “hay que voltear la página”, “mañana será otro día” o “la vida continúa”. Es muy fácil decir eso y enterrarlo todo. Pero esa no es la solución. Al final eso se destapará en algún momento. Y no es lo más apropiado. Decidí no voltear la página. He cambiado para bien porque, al experimentar tantos sentimientos, aprendí que la vida me puede ofrecer otras cosas. ¿Cómo se aprende? Atravesando estos sentimientos dolorosos.

¿Conoció más a su hijo después de escribir el libro, de acercarse a él?

A raíz de la muerte de mi hijo, y a través de la escritura, estuve más cerca de él. Para mi hijo, el tema de la música fue muy significativo en su vida. Y él amaba a Pearl Jam. Nos deleitaba todas las noches con esa música. Poco a poco fui adentrándome a ese estilo de música y sus letras. Esa fue una forma de conocerlo más después de su muerte.

¿Y cuánto conoció de usted? 

Este proceso me ayudó a conocerme más. Nunca antes había dicho y escrito cosas tan duras, dramáticas y drásticas. Me conocí en otro nivel, en otro aspecto de mi vida en que jamás pensé que iba a tener ese tipo de sentimientos o de reacciones.

¿Esta manera de afrontar el duelo también le dio fortaleza para combatir el cáncer? 

Sí. Desde 2014, cuando murió mi hijo, lidié con el cáncer y la pérdida. El cáncer es un tema físico. En cambio, la pérdida de un hijo es un dolor emocional muy grande. Fue un doble aprendizaje. Porque el cáncer me ha inmovilizado el brazo derecho. Entonces tuve que aprender a hacerlo todo de nuevo. A escribir, hacer mi firma, cocinar, abotonarme una blusa, incluso hasta a cortar un limón. Y por la pérdida debí aprender a cómo sobrellevar mi duelo. Porque no es cuestión de olvidar, sino de aprender a sobrellevar: a vivir con ello.

Recordar, etimológicamente, significa “volver a pasar por el corazón”. ¿Esa fue su experiencia con el libro? 

Sí, porque he vuelto a recordar muchas cosas. He estado más cerca de mi hijo que nunca. Y pienso que siempre lo estaré. Estaré cerca de él, de su memoria, y tengo formas de recordarlo: con alegría, con otra forma de ver su pérdida.